La caída estacional del cabello es algo que cada año se hace más evidente cuando llega el otoño o empieza la primavera. De repente, el cepillo acumula más pelo del que debería y la ducha parece el escenario de una mudanza capilar. Se suele decir que es algo normal, parecido a la muda de los animales, pero vivirlo en carne propia no tranquiliza nada. Yo además convivo con el hipotiroidismo, y aunque lo tengo controlado, noto que la caída se intensifica justo en estas estaciones. No siempre se explica con claridad: no todas las personas lo viven igual y mucho menos encuentran soluciones que realmente funcionen.

Por qué el pelo se cae más en otoño y primavera
La caída de pelo estacional tiene una explicación sencilla: el ciclo del cabello pasa por fases y, en otoño y primavera, muchos folículos entran juntos en reposo. Esto se traduce en que el pelo cae con más facilidad. Se supone que vuelve a crecer, pero no siempre con la misma fuerza o al mismo ritmo. A mí, por ejemplo, sí me renace, pero no llega a crecer lo suficiente antes de que vuelva la siguiente tanda de caída. Esa sensación de “nunca lo recupero del todo” es la que preocupa más.
Se habla mucho de la caída cabello estacional en mujeres, pero también los hombres la sufren. La diferencia está en que para nosotras a veces supone un golpe a la autoestima mayor, porque esperamos que el pelo se mantenga igual de abundante todo el año. Y la realidad es que no: en otoño o en primavera el pelo se cae más, aunque también puede pasar en menor medida en verano.
Mi experiencia con la caída estacional del cabello y cómo la controlo
He probado de todo y no siempre con buenos resultados. Durante un tiempo pensé en suplementos caros, pero no me los podía permitir. Se habla mucho de Olistic, por ejemplo, pero busqué alternativas más accesibles. El shampoo de Vichy no me salvó la melena, pero sí noté que la caída de cabello estacional era más lenta. No fue un cambio radical, pero menos caída ya es un respiro.
Lo que más me sorprendió fueron unas pastillas de MSM (metilsulfonilmetano), que en teoría son para piel y uñas. Ahí sí vi una diferencia clara: el pelo me caía, sí, pero notaba que el que quedaba era más fuerte y que el nuevo crecía con algo más de vitalidad. No digo que sea la solución universal, pero en mi caso fue lo que marcó un antes y un después.
Lo negativo es que no existe un producto milagroso. La pérdida de cabello estacional no desaparece con un champú o un suplemento. Lo máximo que puedes hacer es reducirla o lograr que el cabello nuevo sea más resistente. Y para eso toca probar, porque lo que me sirve a mí quizá no tenga el mismo efecto en otra persona.

Trucos y productos que sí marcan la diferencia
Más allá de productos, hay costumbres que ayudan a que la caída pelo estacional se note menos. Evitar el calor excesivo del secador, no apretar demasiado las coletas y cuidar la alimentación son básicos. Yo, por ejemplo, he visto que cuando me descuido con la dieta la caída se dispara más.
Otro detalle: no conviene obsesionarse. Si cuentas cada pelo que cae en otoño, la ansiedad te come antes de que llegue la solución. Y lo digo porque lo he vivido. La caída de pelo estacional en otoño puede asustar mucho, pero si tienes paciencia suele estabilizarse. En primavera pasa algo parecido: notas que vuelve la caída, pero después el cabello recupera densidad.
Lo importante es tener claro que, aunque no desaparezca del todo, se puede controlar. No hay fórmulas mágicas, pero sí rutinas que, con constancia, hacen que la caída estacional del cabello deje de ser una pesadilla.
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