Ácido tranexámico: qué es y para qué sirve
El ácido tranexámico es un ingrediente que empezó a sonar primero en medicina y después se coló en el mundo de la cosmética. Nació como un fármaco para controlar hemorragias, pero con el tiempo se descubrió que también tenía un efecto interesante en la piel: ayuda a mejorar la hiperpigmentación y las manchas oscuras. Por eso lo encuentras en cremas, sérums y hasta en tratamientos recomendados por dermatólogos.
Aunque suene muy técnico, la realidad es que su papel es bastante simple: frena la producción de melanina descontrolada. Eso lo convierte en un aliado contra problemas como el melasma, esas manchas marrones que aparecen por el sol, cambios hormonales o embarazo.
Usos médicos y en la piel
En medicina, el ácido tranexámico sigue siendo un antifibrinolítico, lo que significa que evita que se disuelvan los coágulos demasiado rápido. Se receta en casos de hemorragias graves o reglas muy abundantes. Es un medicamento serio y, por tanto, siempre bajo supervisión médica.
En cosmética la historia cambia. Aquí lo encuentras en dosis más bajas, pensado para usarse de forma tópica. Lo curioso es que la primera vez que escuché hablar de este ácido fue en mi embarazo. Me salió una mancha marrón en la mejilla y, tras comentarlo con mi ginecóloga, me aconsejó un producto con este ingrediente. Lo aplicaba de noche, con cuidado de no mezclarlo con activos poco compatibles. Después de una semana ya notaba que la mancha se aclaraba. Esa experiencia me hizo ver que no es un ácido agresivo como otros, sino más bien un aliado discreto y progresivo.
Lo bueno y lo no tan bueno del ácido tranexámico
Lo mejor de este ingrediente es su versatilidad: sirve en medicina y también en rutinas de cuidado facial. Además, a diferencia de otros tratamientos antimanchas, suele ser bien tolerado, incluso por pieles sensibles. La constancia es clave; los resultados llegan poco a poco, pero se notan.
No todo es perfecto. En medicina puede tener efectos secundarios si se toma sin control, desde malestar digestivo hasta riesgo de coágulos en personas predispuestas. En cosmética el panorama es más tranquilo, aunque puede dar irritación si se combina con activos fuertes como ácidos exfoliantes o retinol. También hay que decir que no borra manchas de un día para otro; requiere paciencia, algo que no siempre encaja con las prisas de la gente.
En mi caso, aunque me funcionó bien para el melasma del embarazo, aprendí que hay que proteger siempre la piel con protector solar. De nada sirve aplicar ácido tranexámico si luego tomas el sol sin cuidado.

Consejos prácticos antes de usarlo
Si se trata de un uso médico, lo primero es no automedicarse. El ácido tranexámico en pastillas o inyecciones es un medicamento y como tal solo lo debe indicar un profesional.
Para la piel, lo mejor es empezar con productos formulados por laboratorios de confianza. No hace falta complicarse con mezclas raras; un sérum sencillo aplicado por la noche suele ser suficiente. Conviene además revisar el INCI para asegurarse de que no esté acompañado de activos demasiado potentes que puedan irritar.
Y aunque parezca obvio, lo más importante es tener paciencia. El ácido tranexámico no es un borrador exprés, pero sí un ingrediente constante que va apagando poco a poco las manchas. Esa fue mi experiencia: ver cómo una mancha que me preocupaba iba perdiendo color hasta casi desaparecer, y hacerlo de una manera suave y sin sustos.
Este es el producto que yo usé y que me funcionó durante el embarazo: Cos De BAHA Tranexamic Acid Serum, con 5 % de ácido tranexámico y 5 % de niacinamida, una fórmula sencilla pero eficaz que me ayudó a difuminar la mancha sin irritaciones. Lo aconsejo porque realmente me dio resultado y, además, su precio es bastante asequible.
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